Te extraño, realmente te extraño.
Cuándo recuerdo todos esos momentos de felicidad contigo, de tonterías, de tantas "primera vez", lo que dijimos que haríamos, esa ilusión de ser feliz, esa ilusión de seguir siendo feliz, con peleas y puntos de vista diferentes, llegar a un acuerdo o no hacerlo pero ceder, olvidar lo malo, sentirme segura a tu lado, saber que tenía tu apoyo.
Extraño tu sonrisa, tu confianza, esos momentos en los que te veías tan feliz cómo nunca antes te había visto.
Extraño lo que éramos juntos, lo que hacíamos juntos y los planes de no hacer nada.
Realmente me convenciste de que aún quedaban personas buenas, que sólo bastaba esperar, me hiciste creer de nuevo en el amor, me hiciste feliz, me recordaste lo feliz que puedo ser y al final... Me recordaste lo fácil que me puede herir alguien a quién amo.
Si, al amar a alguien le doy el poder de lastimarme.
Ojalá algún día leas esto y sepas que llegué a amarte, quería decírtelo mientras te miraba a los ojos, por eso no lo dije, me di cuenta de pronto, fue el miércoles y te llamé pero no lo dije, quería ver tu expresión, tu sonrisa, ingenuidad o miedo, cualquiera pero quería estar presente.
Sin embargo el sábado de decírtelo nunca llegó, en cambio llegó ese viernes que me puso los pies en la tierra, que me dijo que volví a caer.
Debería de pensar diferente pero infortunadamente no es así, volvería a caer para pasar nuevamente maravillosos momentos a tu lado.
Aún te quiero, no sé si aún te amo pero te extraño tanto como a la persona que era contigo.
